“El IPAB en la oclocracia”
el porque no se lo creen, hasta los que creen.
Por: Ernesto Horscheck.
Resumen: Los pueblos que no recuerdan su historia,
están condenados a repetirla, el IPAB, heredero ilegitimo del Fobaproa, no ha
vivido una crisis bancaria, ha heredado los costos de una, junto con los
mexicanos que durante muchos años han pagado la deuda, misma que se originó
cuando aun eran peques o peor no nacían, ¿Es confiable el IPAB?, bueno depende de para
quien, veamos…
La novedad para el
primer año de mis veintes, fue la famosa crisis del 94 en México, en esa época
no lo entendí bien, pero recuerdo claramente la cara de depresión de mi viejo,
que hizo milagros para lograr mantener los negocios a flote, tiempo después
supe que había sido la crisis más grave de la historia contemporánea Mexicana.
En términos simples, las tasas de interés se disparan resultando en el cese de
pago de empresas y personas deudoras, esto habría imposibilitado el acceso a
créditos y al deposito de los ahorradores, ocasionando una posible quiebra de
los bancos, y la fuga masiva de capitales, ante éste esquema el gobierno puso
en funcionamiento el FOBAPROA[1] para
absorber las deudas ante los bancos, capitalizar el sistema financiero y
garantizar el dinero de los ahorradores…. (¿será?)
Los
pasivos del Fobaproa ascendieron a un equivalente al 40% del PIB de 1997, o a las
dos terceras partes del Presupuesto de Egresos para 1998, en palabras de muchos
que vivieron esa crisis “el programa más dañino para las finanzas públicas del
Gobierno Mexicano”.
Según explican Di Constanzo, M
& Moncada, F. J. (2005) “durante la
operación de rescate bancario. el Fobaproa compró a los bancos todo tipo de
chatarra financiera, es decir, créditos incobrables que se tradujeron en un
fuerte incremento en el costo fiscal del rescate y en cambio redujeron las
pérdidas de bancos, accionistas o grandes deudores que podían pagar sus
créditos pero los transfirieron al Fobaproa.”
Recordemos que, los instrumentos
de pago emitidos por el Fobaproa tuvieron vencimientos entre fines del 2005 y
el 2006 (ya existía el IPAB[2]) devengó
intereses capitalizables trimestralmente, prepagables; En términos generales,
las obligaciones en moneda nacional devengan la tasa de interés Cetes, y las
notas documentadas en moneda extranjera la tasa de interés LIBOR.
¿Y después qué? pues inventaron el
IPAB, con la promulgación de la LPAB[3] en
diciembre de 1998 por el Congreso mexicano, dispuso la creación de esta
organización, como un intento de lanzar un "nuevo sistema de protección al
ahorro bancario", en su articulado transitorio, formado por 21 artículos,
según la propia página web de éste organismo, estos tienen como objeto, “la integración de su órgano de
gobierno, la asunción de operaciones que correspondían al Fondo Bancario de
Protección al Ahorro (FOBAPROA), así como otros aspectos relacionados con
ciertas auditorías, previéndose además, la derogación de las disposiciones
legales que se opusiesen a los preceptos de la LPAB.”
Lo primero que resalta a la vista es su visión
“Ser reconocida como una institución generadora de confianza, líder y promotora
de mejores prácticas y estándares internacionales en materia de seguro de
depósito.” Es decir que quieren llegar –algún día- a inspirar confianza y
seguridad, ¡excelente!
La diferencia principal, es que el
esquema de protección cambió de uno de
cobertura ilimitado hacia una cobertura
limitada y explicita, en su sitio web podemos ver los puntos principales y
temas que interesas al ahorrador común.
Conclusiones
México esta muy acostumbrado,
habituado de hecho, a malos gobiernos, malos manejos y al hecho histórico que
la realidad económica, eficiencia país y el rumbo adecuado, dependa de quien
gobierne y como lo haga, un hecho muy común en la oclocracia, donde los muchos eligen y afectan los
intereses de los otros que no lo son, por supuesto los muchos que eligen,
usualmente no saben de economía, finanzas
y otras tantas de sal y pimienta, pero aun así -eligen- y con ello otorgan
derechos y poder generalizado.
Cuando el gobierno no adecuado está
en el poder, cualquier fondo, fidecomiso, o dinero disponible se convierte en
su caja chica popular, sea el del IPAB, IMSS o aquel que pueda proveer fondos;
aunado a esto es razonable entender que cuando hay crisis no hay dinero, o por
lo menos, dinero que tenga valor, no papel impreso de inflación galopante, de
este planteamiento es valido considerar que, dada la experiencia de años
pasados, mas los cambios políticos que
se avecinan, que, -nadie sabe consciente,
educadamente y a ciencias cierta, que pasaría ante una eventual crisis generalizada
de la banca, así como que resultado se lograra y quienes serán sus afectados a
largo plazo-
¿Si el IPAB, interviniese y sanara
las finanzas, garantizara a los ahorradores, mas aun que ante el supuesto, aún existiesen
los fondos para hacerlo, serian los resultados los esperados por muchos o
tendríamos que pagar otro FOBAPROA?
Otra parte muy importante a
considerar es que el gobierno obtiene todo el dinero que maneja invierte y
gasta, del pueblo, ergo, un rescate bancario, siempre e invariablemente,
saldría del bolsillo del pueblo, a costa del pueblo y para rescatar al pueblo,
con una pequeña variación-aclaración, no del pueblo –muchedumbre- que vota, da
poder y cuesta, sino de la clase pensante, que paga impuestos, de aquellos que arriesgan capital para generar
negocio y dividendos y en general de todos los que están en desacuerdo con la
oclocracia, pero tienen que subsidiarla.
Así que regresando a la pregunta original
¿es confiable el IPAB? Yo opino que considerando lo anteriormente expuesto,
teniendo memoria histórica, aceptando la realidad tacita que vivimos y
reconociendo que estamos muy lejos de que los hechos se validen y junten con
las palabras, esta organización, es y será tan creíble y confiable como el
momento histórico y político en el que vivamos, independientemente de que este
bien cimentada, estructurada y organizada.
Referencias.
Di
Constanzo, M & Moncada, F. J. (2005) El
saqueo a los mexicanos, entender el rescate bancario para impedir otro
Fobaproa. México: Grijalbo editorial.
Rosales,
S, R. Birch, A, J. Carrillo, D, M. Casaubón, M, E. (2002) Del
Fobaproa al IPAB. Testimonios, análisis y propuestas: México: Plaza y
Valdez editores SA de CV.
http://www.ipab.org.mx/01_acerca_ipab/origen.html